En un país en el que pasan tantas extrañezas, ahora hay que sumarle esta cortina de humo que invade a la ciudad de Buenos Aires (¡vaya paradoja!) producto de la quema de pastizales en Entre Ríos.
De manera adrede o porque se les fue de la mano, esta humareda ya provocó la muerte de varias personas en accidentes sobre las rutas que quedan inmanejables como consecuencia de la escasa visibilidad que provoca esta situación.
Y ahora, por efectos climáticos de un mundo cada vez más raro, muchos habitantes de la ciudad se encuentran con molestias en los ojos, garganta, y con los pulmones trabajando en malas condiciones poir la presencia del monóxido de carbono en el aire (aunque todavía dentro de lo normal, dicen…).
Ni hablar de las personas que sufren de alergias, asma, o bronquitis aguda.
Todavía no se destrabó el conflicto entre el gobierno y el campo que dejó como saldo la inmovilización de las rutas durante varias semanas, cuando ahora se suman nuevos cruces por estas enormes quemas que calculan en 70 mil hectáreas afectadas por los trescientos focos de fuego.
Siempre supimos de formas sofisticadas para esquivar la vista curiosa de los ciudadanos comunes ante hechos de gravedad.
Pero esta vez no hay cortina de humo que pueda tapar esta verdadera cortina de humo.