Uno de los mayores descubrimientos en la historia de la humanidad fue el fuego.
Con él descubrió que podía alimentarse mejor, protegerse del frío, y también iluminar las oscuras cuevas donde residía en aquellos tiempos del principio de los tiempos.
Después de pasados tantos años de varias cifras, el fuego sigue estando en nuestras vidas para alimentarnos, para cuidarnos, y en algunas ocasiones, cuando la energía se desploma, también para iluminarnos desde la punta de alguna vela firme.
Sin embargo, no siempre está presente y en algunas ocasiones su llama luminosa es reemplazada, por ejemplo, por la luz de las linternas y/o demás inventos que buscan facilitar algunas acciones que deben llevarse a cabo más allá de las dificultades presentadas.
Y precisamente esto fue lo que ocurrió en un policlínico de la ciudad de Villa Mercedes, en la provincia de San Luís, cuando los médicos se encontraban en medio de una operación de apéndice. No es una cirugía de las más peligrosas, pero cuando una falla en el suministro de energía dejó el quirófano completamente a oscuras en medio de la delicada tarea de extirpación, se decidió convocar de urgencia… a los familiares del paciente que tuviesen celulares.
Acaso para llamar y reclamar a la Compañía Eléctrica?
Acaso para solicitar que consigan reflectores a pilas?
No, para que usen la luz que acompañan a sus aparatos de comunicación.
Esta vez no se necesitó realizar ningún llamado para salvar una vida.
Gracias al ingenio y a la unión de unos diez celulares iluminados, la operación terminó siendo todo un éxito.
Y al igual que muchos años atrás, la luz fue (y seguirá siendo) una fuente de vida.
Con él descubrió que podía alimentarse mejor, protegerse del frío, y también iluminar las oscuras cuevas donde residía en aquellos tiempos del principio de los tiempos.
Después de pasados tantos años de varias cifras, el fuego sigue estando en nuestras vidas para alimentarnos, para cuidarnos, y en algunas ocasiones, cuando la energía se desploma, también para iluminarnos desde la punta de alguna vela firme.
Sin embargo, no siempre está presente y en algunas ocasiones su llama luminosa es reemplazada, por ejemplo, por la luz de las linternas y/o demás inventos que buscan facilitar algunas acciones que deben llevarse a cabo más allá de las dificultades presentadas.
Y precisamente esto fue lo que ocurrió en un policlínico de la ciudad de Villa Mercedes, en la provincia de San Luís, cuando los médicos se encontraban en medio de una operación de apéndice. No es una cirugía de las más peligrosas, pero cuando una falla en el suministro de energía dejó el quirófano completamente a oscuras en medio de la delicada tarea de extirpación, se decidió convocar de urgencia… a los familiares del paciente que tuviesen celulares.
Acaso para llamar y reclamar a la Compañía Eléctrica?
Acaso para solicitar que consigan reflectores a pilas?
No, para que usen la luz que acompañan a sus aparatos de comunicación.
Esta vez no se necesitó realizar ningún llamado para salvar una vida.
Gracias al ingenio y a la unión de unos diez celulares iluminados, la operación terminó siendo todo un éxito.
Y al igual que muchos años atrás, la luz fue (y seguirá siendo) una fuente de vida.