Realizando un feroz zapping nocturno, caí en el inmortal programa de Chiche Gelblung cuando estaba anunciando el último reportaje realizado a Fontanarrosa, hace poco más de un mes. Por alguna extraña razón me llamó la atención ese encuentro y me detuve a verlo.
Cuando finalizó la entrevista me quedé pensando en lo estúpido y morboso que siguen siendo algunas cuestiones, sobre todo las que tienen que ver con el denominado “reconocimiento”.
No mucho tiempo atrás, las palabras de afecto, y actos homenajes, se realizaban con toda puntualidad una vez que el protagonista ya no estaba para presenciarlos. Esto quizás se debe porque la muerte tiene la particularidad de cambiar insultos por piropos, olvidos por recuerdos, mortalidad por inmortalidad. Uno de estos casos ocurrió con Alberto Olmedo que después de su trágica muerte, pasó a ser el número uno de la comicidad argentina luego de ser tan exageradamente criticado mientras mostraba su sonrisa.
Lo mismo ocurrió con Pappo que ya cuenta con su monumento en su entrañable barrio de La Paternal, inaugurado al cumplirse el primer año del accidente que le costó la vida.
Luego de estos homenajes con la fuerte presencia de sus ausencias, es que se comenzaron a levantar las voces que pedían que los reconocimientos se realicen “en vida”, con el protagonista como testigo. Pero la muerte siguió muy de cerca…
Es que comenzaron una serie de agasajos, entrevistas, premios a la trayectoria, y demás galardones que llegaban todos juntos, pero a las personas que se sabían a punto de viajar a alguna estrella reservada.
Como ejemplo se puede recordar los merecidos premios que recibió el querido y recordado Adolfo Castelo, pero que se agudizaron luego de anunciada su maldita enfermedad.
Y lo mismo sentí, tan cercano en el tiempo, en los últimos tiempos del Negro Fontanarrosa. La necesidad de tenerlo en entrevistas, programas de televisión, y demás para “tenerlo-usarlo-recordarlo-mostrarlo” cuando se fuera volando.
Me gustaría que cambien los tiempos de estos reconocimientos, y ya no digo, solamente, que se lleven a cabo “en vida”, sino que deseo agregarle, “y con salud”.
Después de todo, ellos, los verdaderos protagonistas, merecen poder disfrutar de todas estas muestras de amor, cariño, respeto, admiración, cuando todavía se encuentran como todos queremos, en buen estado y con el corazón latiendo afinadamente.
Cuando finalizó la entrevista me quedé pensando en lo estúpido y morboso que siguen siendo algunas cuestiones, sobre todo las que tienen que ver con el denominado “reconocimiento”.
No mucho tiempo atrás, las palabras de afecto, y actos homenajes, se realizaban con toda puntualidad una vez que el protagonista ya no estaba para presenciarlos. Esto quizás se debe porque la muerte tiene la particularidad de cambiar insultos por piropos, olvidos por recuerdos, mortalidad por inmortalidad. Uno de estos casos ocurrió con Alberto Olmedo que después de su trágica muerte, pasó a ser el número uno de la comicidad argentina luego de ser tan exageradamente criticado mientras mostraba su sonrisa.
Lo mismo ocurrió con Pappo que ya cuenta con su monumento en su entrañable barrio de La Paternal, inaugurado al cumplirse el primer año del accidente que le costó la vida.
Luego de estos homenajes con la fuerte presencia de sus ausencias, es que se comenzaron a levantar las voces que pedían que los reconocimientos se realicen “en vida”, con el protagonista como testigo. Pero la muerte siguió muy de cerca…
Es que comenzaron una serie de agasajos, entrevistas, premios a la trayectoria, y demás galardones que llegaban todos juntos, pero a las personas que se sabían a punto de viajar a alguna estrella reservada.
Como ejemplo se puede recordar los merecidos premios que recibió el querido y recordado Adolfo Castelo, pero que se agudizaron luego de anunciada su maldita enfermedad.
Y lo mismo sentí, tan cercano en el tiempo, en los últimos tiempos del Negro Fontanarrosa. La necesidad de tenerlo en entrevistas, programas de televisión, y demás para “tenerlo-usarlo-recordarlo-mostrarlo” cuando se fuera volando.
Me gustaría que cambien los tiempos de estos reconocimientos, y ya no digo, solamente, que se lleven a cabo “en vida”, sino que deseo agregarle, “y con salud”.
Después de todo, ellos, los verdaderos protagonistas, merecen poder disfrutar de todas estas muestras de amor, cariño, respeto, admiración, cuando todavía se encuentran como todos queremos, en buen estado y con el corazón latiendo afinadamente.
18 comentarios:
cuanta razón. Hace poco lo ponía Feripula, en una frase de su madre: "Las flores, en vida hija, en vida..."
Un abrazo
Es una lástima Gasper, pero también es una realidad. Muchos de los artistas conocidos hoy en día fueron reconocidos como tal después de su muerte.
Un post muy interesante.
Gracias por tu visita, besos.
** MARÍA **
Mi querido gásper: he estado metida demasiado en mí, pero ya ves aqui estoy leyéndote. Me encanta tu punto de vista siempre y estoy totalmente de acuerdo que todo se hace siempre cuando el desgraciado ser humano se fue.Es por eso que te felicito por ser como sos y por tus recomenzares en tu vida de amor, ya que siempre estarás enamorado del amor y de la vida. Felicidades para vos y vale, que aunque no -LA- conozco presiento , la presiento en cada uno de tus escritos. Es una suerte que puedas recomenzar más de una vez, yo recomencé una-- y ahora sigo viviendo lo que me gusta y lo que no me gusta o me daña--- lo dejo ir--. Hay una edad para cada cosa, edad de tener hijos, de acetar aunque te duelan cosas porque estas casado,, yo estoy en la edad de la pasion y la armonia. mis hijos son grandes, mi vivir es al dia...te dejo con un abrazo enorme y vos sabes bien que siempre te recuerdo.muy lindo este blog, me siento como en el mio.
Che, que cierto lo que decis! La verdad es que con lo de Fontanarrosa me pareci� lo mismo. Ya cuando estaba mal, el periodismo parecia regosearse con su desgracia en lugar de realzar su obra.
Saludos
M
Tenés razón, los homeanjes deberían hacerse en vida y con salud. Llenemos de amor los corazones en vida y que ellos puedan disfrutar ese cariño!
Un beso Gasper!
Me gustan tus comentarios, tu punto de ver ls cosas.Y la forma que Dios te ha dado para ver las cosas con un tinte magico para escribir cuentos, etc.Solo queria dejarte un comentario para que sepas que visito tus blogs, solo que a veces no escribo. Besos de tu prima. Marisa
Exacto, que todo sea en vida.
Te felicito por tu nueva estancia.
Me gustan tus sentires.
Abrazos precioso.
tienes muy buen puento de vista para ver las cosas
en vida mejor que despues de muerto
saludos
Interesante todo cuanto dices aunque tenga algunos puntos de desacuerdo...he visitado tus blogs y me gustan en general.
un saludo de marvision
El primer post de mi vida, fue para Fontanarrosa. Siempre presente en mi casa, lo homenajeamos por ser el Primer Canaya. Sabés que el Negro hubiera pensado como vos, en lo que coincido. En Córdoba y Rosario, siempre fue un ídolo reconocido. No tanto en Buenos Aires. Sucede que hasta que el cuerpo le permitió, dio infinitos reportajes, especialmente para hablar de su enfermedad. Pero no por dar lástima, sino para que alguien se ocupe de esta patología rarísima de la quen solo sobreviven los que tienen millones de dólares como Stephen Hawking. Lo mismo que sucede con cualquier enfermedad. Lo del negro me replanteó aquello que decimos a menudo: "...y mientras tengamos salud..." Porque si la salud te falta entonces ¿significa que ya no servís para nada? ... hay muchas cosas por dar mientras se está vivo... Pero no lo entendemos claro. El enfermo, ya es descartable en la sociedad.
Un beso !
...lastimosamente todo muerto es bueno, los homenajes en vida amigo, en vida...
Es que somos así los argentinos, Gastón. Fijate: celebramos a los próceres el día de su muerte!!!! No es contradictorio??? UF!!! Por lo menos....al Negro Fontanarrosa lo homenajearon bastante... Creo que se la veían venir...
Estás de vacaciones? Yo, pintando mi cocina. Esta pechocha!!!!!
Coincido con lo de homenajear en vida. Y te aporto un datito: en muchos lugares (Bahía Blanca es uno) existen normas que obligan a esperar cinco años después de la muerte de alguien para darle su nombre a una calle, por ejemplo.
Abrazo y gracias por pasar.
Dejando los homenajes, imagínate cuando el reconocimiento llega hasta después de muertos, y mientras vivían ni quien les hiciera caso, dejando la fama aun lado, el reconocimiento al trabajo.
Cuantos cantantes, autores, escritores, pintores mueren en el anonimato, y después hasta se ponen de moda.
que cosas!!
Verdad. Lo que más me molesta son los que una vez fallecida la persona, se rasgan las vestiduras y se claman adeptos adoradores fanáticos y se muestran dolidos, apenados, cuando en vida no sabían de quién eran esos dibujitos que salían en la parte de atrás del diario.
Un abrazo grande! (Y espero que ande bien de las piernas porque mañana lo quiero ver)
uno siempre dice "y era tan bueno el" cuando ya se murio, ahora ¿por que no decircelo cuando esta vivo?
Claro que sí, completamente de acuerdo. Por eso a mi mami le hice un reconocimiento, homenaje en el blog hace poco,llámese como quieras, pues prefería que fuera en vida.
un beso
Me encanta este nuevo espacio tuyo, me gusta el título elegido para este blog. Pues dicho esto, siento y digo que demasiadas veces se homenajea a las personas después de muertas y siempre me pregunté el por qué.
Da la sensación de que ha de llegar la muerte para que descubran al personaje en cuestión y de que antes de su muerte, su trabajo pasó inadvertido.
También pasa a veces el caso contrario, personajes que en vida no tuvieron méritos suficientes para homenajes, sin embargo después de muertos parece que se les magnifica de tal modo que ni se parecen a lo que realmente fueron.
Somos complicados, sí.
Te agradezco tus visitas y comentarios y espero seguir teniéndote como lector, aunque ahora no pueda comentarte tan a menudo.
Un abrazo
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