Con las manos en las valijas

El avión aterrizó sin dificultades. El problema comenzó unos metros más adelante cuando la valija transportada por un venezolano pasó por la poderosa mirada del escáner y detectó cerca de 800 mil dólares que no fueron declarados como lo establece la ley aduanera con los viajeros que ingresan al país con una cifra mayor a los diez mil dólares.
La situación se complicó cuando se supo que en ese avión privado, alquilado por el gobierno argentino, viajaban también funcionarios del país.


Y de pronto recordé el bolso encontrado en el baño del despacho de la ex Ministro de Economía, Felisa Micheli, con casi 200 mil pesos.

Y de pronto recordé a Pontacuarto, y su carga de divisas para que el Senado aprobara la Reforma Laboral, en tiempo de De la Rúa.

Y de pronto recordé a Amira Yoma y sus valijas blanqueadoras de dólares.


Todo vuelve, todo se mezcla, y maldije la eficacia de las pastillas Memorex, que me traen a la memoria imágenes de situaciones que no deberían haber pasado.

Y ahí es cuando uno se llena de bronca y dan ganas de irse a…

Pero cuidado, sin llevar equipaje alguno, a ver si todavía me agarran los mafiosos “abrevalijas” y me dejan sin los chocolates para el viaje.